2 de febrero de 2012

Papel pintado

Pintar una casa no es lo mismo que pintar un cuadro. Aunque para mí pintar las paredes es algo simbólico. Cambiar el color de una habitación es una forma de empezar de nuevo y de vez en cuando me permito ese lujo.  Es algo que me gusta hacer aunque es muy cansado -y sucio-. Parece que si pintas las paredes, todo se ve de otra forma, adquieres una nueva perspectiva de ti mismo y del espacio que te rodea. A veces un lugar frío se convierte en cálido y viceversa. Es un juego de color que crea sentimientos y estados de ánimo.  Estos últimos años  he descubierto los papeles pintados y me encantan porque son una fuente infinita de creatividad porque inventan espacios, convierten algo neutro en algo simpático o serio o retro o infantil o lo que sea. He tomado algunas fotos en internet para poner ejemplos (mis disculpas a los autores de las fotografías porque no recuerdo las páginas de donde las he tomado).
Podemos vivir en la ciudad y sentirnos como en un jardín:
Podemos vivir lejos del mar y dormir entre peces:
Podemos convertir el salón en un concepto filosófico:
Podemos haber olvidado el sonido de los pájaros y sin embargo, tenerlos volando en casa:
También podemos soñar con flamencos desde una silla:

Ese juego de sugerencia e imaginación es gracias al papel pintado.
Lo ideal es colocar papel pintado en una sola pared para que no resulte asfixiante. Pero es muy difícil de colocar. Yo, estos días he puesto un papel  de color vanilla suave con pequeños lunares blancos. En realidad apenas se percibe en la foto porque creo que mi cámara  está un poco viejita.
ANTES
AHORA

1 comentario:

papel pintado paredes dijo...

A mi también me gustan los papeles pintados, sobretodo en espacios donde hay niños o como dices tu sin abusar en otros.

Queda muy bien el papel vainilla con lunares!

Un saludo